Renacimiento (en Piedralaves)El agua no espera.
Ese árbol de carbón
arrancado por un rayo
arrastrado días y días por el río,
varado en la cascada de martillo,
no es inerte,
engaña.En él renace la vida,
otra vida, es cierto,
vida siempre viva.Renacer es nueva vida.
No vale lo viejo, es rayo muerto.La vida no espera.
Aprendiz de mar
[en Aiguafreda]
(I)
Aprendiz de mar,
sigo en el mareo principiante.
Me engaño con ínfulas cercanas
de tempestades vibrantes en la orilla
y me creo señor de los ritmos
y príncipe de los orígenes.
La montaña que se inclina sobre mí
es arena frente a la ola insistente.
Hoy no hay azul, hay gris,
hay plata en las cumbres viajeras.
¿Cuál es mi ritmo?,
¿qué velocidad de vida necesito?
Este mar me dice que no hay regla,
cada día es un tempo diferente.
Así lo veo yo,
así es mi vida.
Es inútil enfrentarse a la certeza:
hoy es el día en que esto escribo.
(II)
Aprendiz de mar,
busco en el fondo tus secretos.
Me muestras en tus olas de metal
los reflejos del sol que ya se esconde.
Te camuflas de cielo tormentoso,
ensordeces mis versos con tu ritmo,
y sé que ocultas tus tesoros,
escondes más vida,
que es secreta.
Este cormorán lo sabe,
un sabio negro al que miro.
Y entonces trato de forzar el foco
para llegar al fondo de mi alma.
Dime si sabes qué me tara,
cuál es la fuerza de esta locura
que me empuja a islas sin comida.
Tú, Mar, me enseñas
que lo sagrado,
lo grande de mi ser,
está a salvo:
está lleno de vida, es mar profundo.
(III)
Aprendiz de mar,
aprendiz de vida.
Mi buen amigo el mar me trae lecciones
en olas de cadencia hipnotizante.
Yo te entiendo, Mar, son muchos años,
ya sabemos ambos qué hay en mi sufrir,
yodo líquido, me soplas en la herida.
Eres sección rítmica de mis nocturnos,
eres más verdad que mis sospechas.
Me entrego a ti y me respondes
con esa sabiduría irreverente
que yo hago mía hasta la muerte.
Un saludo, Mar,
hasta la próxima.
Dos poemas. Manuel
Manuel