Queremos recordar en esta entrada a nuestro querido Juanjo Albert que nos dejó este año. Siguen con nosotros sus palabras de sabiduría que iluminaron el camino de tantos gestaltistas y sigue su memoria presente en tantos corazones.
Juanjo, en ocasiones, pedía a sus alumnos que lo grabasen. Este texto es extraído de una clase de introducción en la IPETG, señalando la importancia de soltar el pensamiento en favor de la atención a la experiencia corporal.
“…A nosotros nos interesa lo que puede surgir de la experiencia corporal, la bioenergética que hacemos es sobretodo una técnica del “no hacer”. El cuerpo entra en acción, prestar atención a la respiración y las sensaciones corporales. Cuando digo no hacer me refiero a no pensar. Frente al pensarme, voy a estar pendiente de sensarme. Frente al discurso que ya nos sabemos, vamos a estar abiertos a lo que el cuerpo nos puede transmitir, a las sensaciones; poder entrar en un conocimiento a través de lo sensorial y lo emocional y dejar en paz el pensamiento.
¿Qué es dejar en paz el pensamiento? No es pretender no pensar, no sé si alguien lo consigue pero es bastante difícil, es simplemente no ocuparme de ello. No importa que esté pensando en la mona de pascua, en la chica que he dejado en casa, o en la película que voy a ver esta noche…No importa en absoluto en qué pienso, sino que dejo que el pensamiento ocurra a su aire, sin ocuparme, ni de pensar sobre el pensamiento ni intentar no pensar, ambas cosas son una perdida de tiempo y enredan. Me confunden y me pierdo lo que el cuerpo puede darme a través de las sensaciones.
Toda la historia vital está impresa en el cuerpo, que es como un libro que se va escribiendo la historia de cada persona. Aunque muchas cosas de nuestra vidas nos hayan pasado desapercibi- das, no tengamos conciencia de ello o las hayamos pasado al inconsciente, no hay ninguna expe- riencia que se pierda. De la vida intrauterina yo no puedo dar fe, pero desde que el feto tiene sufi- ciente sustrato somático todas las experiencias quedan fijadas en el cuerpo y de ahí se pueden resca- tar; quedan fijadas bioquímicamente en el genoma individual, en la cadena de aminoácidos y cade- nas de proteínas, formando la memoria vital. Esta memoria existencial de cada uno de nosotros, no es una memoria que reside en el cerebro sino que reside en todas las células del cuerpo y de ahí po- demos rescatarla.
Se trata de ir rescatando lo que quedó impreso en el cuerpo. Esto lo hacemos poniendo el cuerpo en máxima tensión y máxima relajación; luego en la posición neutra que es la posición de arraigo. La musculatura es como un muelle que lo ponemos en máxima tensión y cuando lo soltamos se relaja suelta información, si estamos atentos lo podemos percibir. Esto ocurre en la musculatura, que es el órgano de expresión donde primero ocurren las cosas, todas las batallas de nuestra vida donde se han librado ha sido en el cuerpo. Todo ha quedado impreso en nuestra musculatura que es un aparato de contención”.