La Terapia Gestalt surge dentro de la psicología humanista (también llamada Tercera Fuerza) en los años 50 de la mano de Fritz Perls, un psiquiatra disidente del tronco psicoanalítico que como otros (Erich Fromm, Carl G. Jung, Karen Horney etc.) desarrolla una manera nueva de trabajar la relación de ayuda. Gestalt es una palabra de origen alemán cuyo significado es ‘configuración, forma’ que apela a una manera de percibir y relacionarnos con la realidad donde se tienen en cuenta tanto las partes y sus diferencias como el todo que conforman dichas partes. ‘El todo es más que la suma de sus partes’.
Fritz Perls describía al hombre moderno como un ser alienado que ha renunciado a tanto de su potencial que su habilidad manejar su existencia se torna severamente empobrecida. Y proponía como meta que el paciente pueda recobrar su potencial perdido, integrar sus polaridades en conflicto, entender la diferencia entre jugar un juego (especialmente el de los ‘juegos verbales’) y expresar el comportamiento auténtico siendo el que uno es.
En terapia gestalt no tratamos tanto de explicar las cosas al paciente sino que le brindamos oportunidades para entenderse y descubrirse a sí mismo.
Nuestro quehacer gestáltico pone el acento en la práctica de una Actitud por encima de las Técnicas, y comparte con la psicología humanista la confianza en el desarrollo del potencial del ser humano, tanto afectivo como sensorial, intelectual y espiritual, así como la primacía dada a la satisfacción de sus necesidades. También legitima la expresión genuina de los sentimientos, las emociones y el sentir corporal, con independencia de lo tradicionalmente considerado como normal o patológico.
Entendemos la neurosis como el deterioro de la capacidad para darnos cuenta de alguno de los aspectos de nuestra experiencia: instintiva-corporal, afectiva-emocional o cognitivo-intelectual, entendidos también como los tres centros que conforman a la persona en un todo organísmico. Reconocemos que a lo largo de la biografía de cada cuál se da un proceso de identificación y de rechazo-alienación con estos aspectos que nos conforman y que dan lugar en los cinco o seis primeros años de vida a la cristalización del carácter como estructura rígida que nos lleva a cada hombre y mujer a ser ‘el único animal que tropieza más de dos veces con la misma piedra’. Nuestra comprensión del carácter se nutre fundamentalmente de las enseñanzas del Eneagrama como mapa caractereológico que viene transmitiendo Claudio Naranjo. La terapia gestalt es, como dice Naranjo y también suscribimos, una invitación a la autenticidad, a la transparencia, a la atención a la propia experiencia; es una invitación para vivir el aquí y el ahora, para relacionarnos con el presente, y no con el pasado o el futuro; es por último, una invitación a la libertad de ser lo que se es.
Es la terapia gestalt un proceso que invita a desaprender lo que nos desorienta a una buena vida, para aprender aquello que nos orienta bien, donde las respuestas y la manera de caminar va siendo el descubrimiento que cada paciente hace en su viaje compartido.
En terapia gestalt entendemos la recuperación de la capacidad de darnos cuenta por un lado y la recuperación del Impulso de Vida por otro como un camino hacia la salud. Y la salud es la consecuencia de que los tres centros (intelectual, emocional y corporal) estén equilibrados y armonizados. Podríamos decir que somos como un instrumento musical de tres cuerdas que hay que aprender a afinar y a mantener afinado a lo largo de la vida. La terapia gestalt nos enseña a reconocer cada una de estas cuerdas y a escuchar su estado de afinación (salud) o desafinación (falta de salud), así como el camino para recuperar el estado óptimo. Cuando las tres cuerdas o centros están afinados e integrados puede entonces suceder una experiencia que es de otro calibre y que nos acerca a la salud existencial, artística o espiritual. La terapia gestalt se convierte así en una filosofía de vida y en un camino para buscadores, en una práctica espiritual laica que conduce también al centro del corazón y de la existencia donde te alineas con tu interior, entras en el centro de ti mismo, el centro que es puro ser. La Terapia Gestalt propone recorrer este camino hacia la salud a través de la práctica y cultivo de tres pilares actitudinales: espontaneidad, conciencia y responsabilidad de los que surge la integración y afinación de los tres centros que antes aludíamos.